Fin del apartheid en Sudáfrica

El 10 de mayo de 1994, el activista y político sudafricano, Nelson Mandela fue electo como presidente de Sudáfrica; lo que significó el fin del Apartheid en Sudáfrica.

Nelson Mandela, a través su partido Congreso Nacional Africano, ganó las primeras elecciones en Sudáfrica, dando el golpe final al sistema del apartheid.

En 1991, con el fin de la Guerra Fría y el colapso de la URSS hizo posible la democratización de Sudáfrica. La élite blanca abrió el camino para la transición y las primeras elecciones democráticas en 1994.

Nelson Mandela había sido liberado de prisión en 1990, tras años de negociaciones secretas entre el Congreso Nacional Africano y el gobierno del presidente Pieter Botha, quien se resistía a equiparar los derechos interraciales. Obligado a dimitir en 1989, fue sustituido por Frederik de Klerk, lo que permitió el desmantelamiento legal del apartheid en 1991. Este logro les valió a Mandela y De Klerk a ganar el Premio Nobel de la Paz dos años después.

Entre el 26 y el 29 de abril de 1994, se realizó por primera vez las elecciones democráticas para elegir a Mandela como presidente de Sudáfrica. Una democracia que llegó sin sangre, gracias a la inteligencia política de Mandela, lo que impulsó una exitosa reconciliación nacional.

Fin del apartheid en Sudáfrica

El poder del perdón

Nelson Mandela fue el líder el político que otorgó el perdón a aquellos verdugos que lo habían encarcelado y sometido a las peores vejaciones.

De esa forma, Mandela “humanizó” a sus adversarios con los que “había entendido la necesidad de dialogar. La política de reconciliación convenció a una nación dividida que superó los peores escollos del régimen de supremacía racial.

La instauración, entre 1996 y 1999, de la Comisión Sudafricana de la Verdad y la Reconciliación fue una iniciativa única y sin precedente que logró mantener a raya “el derramamiento de sangre”.

Fin del apartheid en Sudáfrica

El fin del sistema racista ‘apartheid’ en Sudáfrica

Después de casi tres décadas del final jurídico del apartheid en Sudáfrica, un sistema político y social que permitió a una elite racial gobernar de forma discriminatoria, durante 42 años, sobre una población de afros, indios y mestizos. El 17 de junio de 1991, las tres cámaras del Parlamento de Sudáfrica, derogaron la última de las leyes del compendio jurídico que sostenía al apartheid. 

De esta forma, finalizaron cuatro décadas de segregación racial institucionalizada en Sudáfrica. En 1991, Nelson Mandela asumió la presidencia del Congreso Nacional Africano, después de haber sido liberado por Frederik de Clerk, el entonces presidente sudafricano, tras pasar 27 años en prisión por una presunta conspiración para derrocar al Gobierno. 

Nelson Mandela, el ícono del fin del ‘apartheid’ y del régimen antirracista

El 17 de marzo de 1992, los sudafricanos votaron masivamente un referendo en contra del apartheid y a favor del derecho del partido de Mandela a competir en una elección presidencial.

El Congreso Nacional Africano pudo legalmente participar en unas elecciones democráticas, lo que supuso el fin del desmantelamiento del apartheid. Este hecho le valió a Nelson Mandela y a Frederik de Clerk, el Premio Nobel de paz en 1993. 

En 1994, Mandela fue electo cono el primer presidente negro de la historia de Sudáfrica, entre el 26 y 29 de abril de ese año, en unas elecciones en las que millones de sudafricanos le apostaron a una política de reconciliación nacional. 

Mandela instauró, entre 1996 y 1999, la Comisión Sudafricana de la Verdad y la Reconciliación, un estrado nacional, televisado, para perdonar y apaciguar el resentimiento entre las razas. 

Busto de Nelson Mandela

¿Qué significa ‘Apartheid’?

La segregación racial en Sudáfrica fue practicada desde el asentamiento de las primeras colonias neerlandesas en el Cabo de Buena Esperanza, a mediados del siglo XVII. Durante los años, se generó un fenómeno de inmigración, en Sudáfrica y Namibia, de colonos europeos procedentes de los Países Bajos. Estos inmigrantes se autodenominaron Afrikáners, un pueblo blanco sustentado en la economía agrícola, y que hablaban su propia lengua, el afrikáans, derivado del neerlandés. Su asentamiento fue posible tras batallar intensamente contra los bantúes -pueblos nativos del sur de África-, y contra los británicos, uno de los principales colonizadores del continente. 

Desde 1948, los afrikáners se instalaron oficialmente en el poder de Sudáfrica tras obtener la victoria electoral del Partido Nacional, implementando la segregación racial, que separaba a los blancos del resto de la población. 

Para darle legitimidad a esta segregación, conocida como ‘apartheid’, que en se traduce lengua afrikáans como ‘separación’, legislaron sobre la base del color de piel. Construyeron espacios habitacionales exclusivamente para los blancos y barrios para los negros. El sistema de autobuses tenía silletería, y paradas de exclusividad para los blancos. Los afros tenían sus propias universidades y hospitales, e incluso la separación en el uso de las playas para que no hubiera lugar a mezclas; además se prohibió el sexo y el matrimonio interracial. 

Años más tarde, tras la inmigración de la clase trabajadora procedentes de la India y Pakistán, el sistema del apartheid también incluyó a los asiáticos.

El Partido Nacional Afrikáner aprobó 317 leyes para legalizar el racismo y otorgó privilegios a la población blanca. Estas legislaciones fueron derogadas con la llegada de De Klerk al poder, el último presidente blanco de Sudáfrica. 

El régimen de segregación racial en Sudáfrica

En Sudáfrica se estableció un régimen de segregación racial, en el que la minoría blanca tenía todos los derechos y libertades; mientras que las personas de raza negra no podían votar, ni circular libremente por el territorio, entre otras restricciones.

Los habitantes eran clasificados desde su nacimiento como blancos, negros, mestizos e indios; habían carteles para reservar a la población blanca en los buses, restaurantes, taquillas y playas. Se prohibían los matrimonios mixtos y las relaciones sexuales interraciales. Los personas negras sólo tenían acceso a una educación y a una sanidad de baja calidad.

Casi todo el territorio sudafricano estaba reservado a la población blanca, mientras que las personas negras fueron relegadas a los “townships”, ciudades dormitorio, y los “bantustans”, reservas étnicas.

Desde 1950, el Congreso Nacional Africano adoptó la desobediencia civil en rechazo a las políticas del gobernante Partido Nacional.

La constante presión nacional encabezada por la resistencia civil, el repudio internacional al apartheid, y las reformas legales impulsadas por Frederik De Klerk, pusieron fin a la segregación. En 1994 Nelson Mandela fue electo como el primer presidente negro de Sudáfrica, dando inicio a una democracia multirracial.

Mandela y De Klerk

La lucha contra el apartheid

El 19 de noviembre de 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución en la que declaraba que:

“está entre los intereses superiores de la humanidad el poner fin inmediatamente a las persecuciones y manifestaciones de prejuicio religioso como del que se ha dado en llamar racial”,

La discriminación racial es uno de los temas principales del programa de las Naciones Unidas después de que los países africanos lograran la independencia; y tras la masacre de Sharpeville (Sudáfrica) el 21 de marzo de 1960.

En 1963, la Asamblea aprobó la Declaración sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, declaró el Año Internacional de la Lucha contra la Discriminación Racial en 1971 y, a partir de 1973, los tres Decenios de la Lucha contra el Racismo y la Discriminación Racial. También declaró el Año Internacional de la Movilización contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia en 2001.

La ONU también organizó dos conferencias mundiales contra la discriminación racial. La última en celebrarse fue la Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia; realizada en Durban (Sudáfrica) en 2001.

En la actualidad, los gobiernos de todos los países del mundo condenan la discriminación racial. Por ello, la mayoría de los Estados Miembros han derogado la legislación discriminatoria por motivos de raza.

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